Al tenerlo en sus brazos, María ve de cerca la agravación y profundidad de todas las llagas y heridas de su hijo, reavivando el dolor. Este dolor final es la culminación del duelo de Nuestra Madre, y el letra de su dolor alrededor de la resurrección prometida. Señor mío Redentor, https://christianc803avp9.ja-blog.com/profile